sábado, 11 de junio de 2016

La cereza del postre

Ayer tuve una noche especial. Hace mucho que no me salía todo tan mal.


El plan
Mi plan era sencillo, tenía una cena cerca de mi casa y posteriormente el cumpleaños de mi amiga de los laberintos.

Como todo era en un rango de 20 cuadras y odio pagar taxis, pero caminar de noche no me trae buenos recuerdos, decidí ir en bici.

La cena y el intoxicado
Llegué a la cena perfecto en horario pero con mucho frío. No se si era una noche como para andar en bici. La cena estuvo muy linda más allá que el anfitrión casi muere y se la pasó vomitando toda la velada.

No me van a pinchar la noche
Antes de irnos veo mi bici y noto que la rueda de atrás estaba totalmente desinflada. Posiblemente pinchada.

Una gran bronca me empieza a surgir de bien adentro de mi ser.
Camino las 7 cuadras con la bici pinchada de costado y vuelvo a mi casa a guardarla.

Otra vez la misma decisión
Nuevamente me encontraba en mi casa teniendo que tomar la decisión de ir al cumpleaños o quedarme durmiendo. Debido a mi experiencia anterior de hace unas semanas fui en busca de un taxi.

Problemas de memoria
Me subo a un taxi y obviamente no sabía la dirección exacta de la nueva casa de mi amiga (se mudó con el novio). Siempre fui de memoria y no recordaba las calles.
Le fui indicando al taxista como ir hasta que llegamos.

Casi el fin
Toco timbre y no me responde nadie. Veo luces, pero mucho silencio. Vuelvo a tocar.
Nada.
Llamo... Nada.
Sigo tocando y llamando hasta que me atiende el novio.
Yo: "Abrime, hace frío y estoy afuera".
El: "Toca timbre"
Yo: "Ya toqué"
Sale a la calle y me dice: "No te veo, ¿dónde andás?"

Segunda pinchadura
Ya entendiendo la situación le contesto que estaba afuera de su casa.
Se ríe y me dice que era en lo de la mamá de mi amiga. No en su nueva casa.

La culpa
Para mí en ese momento lo único importante era determinar si ella me había invitado bien y yo había registrado mal el lugar o si ella falló en la invitación.
Pero en ese momento debía resolver como llegar nuevamente al verdadero lugar del cumpleaños.

Taxi, caminar o volverme a casa
Tenía que elegir. Eran 9 cuadras. Hacía frío.
Decidí caminar.
Después de un rato lo logré y llegué. Transpirado y con muchas ganas de averiguar quién había sido el culpable.

La cereza del postre
No fue la noche que esperaba, pero siempre podría haber sido peor.
Por suerte había muchas tortas ricas que las use para bajar la bronca que me dio tener que reconocer que el error había sido mio.







 

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