miércoles, 20 de abril de 2016

Casi preso

Ahora sí es el turno de mis historias de Cuba.

Voy a arrancar por el final.
El viaje de vuelta.

Volvía vía AeroMéxico en un viaje Cuba-México, México-Buenos Aires. Con 5 horas de escala en el medio.

Bastante clavo.

Después de muchas horas de vuelo, ya estábamos llegando a Ezeiza cuando veo que en la pantallita del avión figura que se estaba desviando hacia Chile.
Nadie dice nada y de pronto estamos en el aeropuerto de Mendoza.

Un breve anuncio del capitán (que hablaba bastante mal en español y en otro idioma que estimo habrá sido inglés) decía que por mal clima estábamos en aquella ciudad.

Estuvimos aterrizados sin bajar del avión 3 horas.
Después de mucha espera y paciencia (no me estaría sobrando mucha) fui a averiguar con las azafatas qué pasaba.

"No se, sabemos lo mismo que vos"
Que respuesta de mierda.
Le pedí hablar con alguien que me explique que pasaba y cuándo creían que íbamos a salir.

En eso otro pibe (un poco más alterado que yo) se empieza a pelear en un tono más fuerte.
Insulta a una azafata y se pechea con el piloto (al cual acuso de no saber hablar (tenía razón)).

Ambos estábamos parados en la puerta buscando señal y nos mandaban a sentar.
No obedecíamos.
En un momento viene un operario con la orden de partida y nos vamos.

Aterrizamos en Ezeiza y el capitán anuncia que nadie se pare, que la policía aeroportuaria estaba por entrar al avión.
Ingresan y la azafata (rencorosa) nos señala a los dos.

Bajo escoltado por dos oficiales.
Todo el avión mirandonos.

A todo esto lo peor que me estaba pasando es que Mel estaba ahí.
Preso ponele que me la bancaba... Ponele...
¿Mel enojada? Te la regalo.

Por suerte le resultó patética mi actitud revoltosa y no le generó mucho enojo.

Una vez abajo del avión, me pidieron mi pasaporte y me lo retuvieron un rato.
A todo esto todos seguían sentados en el avión.

Nos acompañan los 6 policías durante todo el trayecto de migraciones, entrega de valijas y eso.
Como el capitán no nos inició ningún trámite legal, nos debían escoltar hasta afuera del aeropuerto.

Cosas graciosas:
1) Apenas me piden mi pasaporte le pregunté al oficial que me escoltaba si podía realizar una llamada.
2) Entré al freeshop con escolta policial. Compré varias cajas de chocolates. Me pidió jocosamente que no me afane nada.
3) Salimos del aeropuerto antes que todo el avión y pasamos migraciones más rápido que nunca.

Moraleja:
1) Portarse muy bien en los aviones.
2) No prenderse en el quilombo ajeno.


La foto NO es de esta oportunidad. Es de otra aventura que tuve en Panamá.





3 comentarios:

  1. Yo diría que la moraleja es "portarse mal así salis más rápido"
    Muy divertido, pero no me hubiera gustado estar en tu lugar.

    ResponderEliminar