domingo, 24 de enero de 2016

La toalla del olvido

Cuando salgo de bañarme decidí que mi toallón lo dejo a secar fuera del baño para que se seque mejor y más rápido.

Cada vez que me entro a bañar me pongo en remojo y me doy cuenta que no voy a tener con que secarme.
Ahí es cuando tengo que pegar el grito:

"Meeel! Me olvidé la toalla otra vez..."

Dudo seriamente en secarme con su bata. Pero por respeto no lo hago.
Ella me odia en ese momento, pero deja lo que está haciendo y me la alcanza.

Ella no lo sabe, pero la quiero más en esos momentos.

Siempre juro que no va a volver a ocurrir. Pero sabemos que es mentira.
Estadísticamente me la olvido una de cada cuatro veces.

Lo peor de lo peor pasa cuando estoy solo en la casa y debo recorrer 10 metros mojando el piso.

El otro día escuche a un vecino que estaba en la misma urgencia.

¿Será algo característico de los hombres?





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