miércoles, 4 de noviembre de 2015

El dilema del colectivo lleno

El otro día me comentaron una situación complicada muy difícil de resolver.
Paso a contarles.

Colectivo en hora pico, repleto de gente con los 4 asientos de adelante ocupados por:
Asiento 1) Una viejita con baston, muy añosa.
Asiento 2) Una joven con sindrome de down, acompañada por su madre (de pie).
Asiento 3) Una embarazada, de 7 meses (quien me relató la historia).
Asiento 4) Un viejito, de esos que los miras mucho y se desarman.

La imagen es de ejemplo para que se entienda el caso. Obviamente, todos los espacios en blanco estaban llenos de gente.

En eso sube una nueva vieja pidiendo un asiento.

Evalúa la situación y le empieza a gritar a la embarazada que se levante y le deje el asiento.

Se le explica que estaba todo muy lleno para que la embarazada llegue hasta la parte de atrás donde le dejarían otro asiento.

Más allá de la resolución puntual de este hecho, me generó una gran duda.

¿A quien le correspondía ir hasta el fondo?



3 comentarios:

  1. Bueno, es un conflicto algo subjetivo, como la ética en este aspecto también lo es, paso a detallar mi opinión, la vieja bajo ningún punto de vista merece el asiento porque empezarle a gritar a una embarazada por ese motivo es menos ético que no ceder el asiento a quien más lo necesita, ya no pasa a ser falta de ética, es una falta de educación y respeto, si mirás el punto de vista ético general, la joven con síndrome de down debería cederle el asiento, pero voy a tocar otro punto de vista un tanto peculiar. Está la típica frase que siempre se dice en todo transporte público, "Ceder el asiento a quién más lo necesita.", aquí tenemos otro punto subjetivo, ¿Quién dice o sabe quién es el que más lo necesita? Profundicemos esto con este ejemplo, un estudiante vuelve de estudiar todo el día en la facultad, ya cansado, sin embargo, al volver a su casa, tiene que seguir estudiando y esos 30 minutos de viaje los puede dormitar para darle la energía suficiente para poder finalizar con sus estudios, por otro lado, sube una vieja que viene de jugar toda la tarde al burako con sus amigas, y está a 10 minutos de su casa, al llegar a su casa, no tiene más que hacer que tirarse a la cama a ver televisión por el hecho de estar jubilada. ¿Qué energía vale más? ¿Quién necesita más el asiento? ¿El estudiante o la vieja? Por otra parte, si un joven que trabaja todos los días tiene 1 hora de viaje a la ida, y otra a la vuelta y las tiene que hacer siempre parado porque siempre hay una vieja que necesita su asiento, este joven llegará a la vejez con la columna cagada, en cambio, si se hubiera sentado todos los días en sus 2 horas de viaje diarias, muy probablemente, llegue a la vejez en muchas mejores condiciones, y así mejoraríamos la calidad de vida de los ancianos, un proyecto a largo plazo. Personalmente, si Bill Gates, Mark Zuckerberg o Elon Musk, se suben al transporte público, yo automáticamente les cedería el asiento porque bajo mi punto de vista su tiempo y energía valen muchísimo actualmente. Así que, ¿Quién dice quién necesita más el asiento? ¿Quién dice cuánto vale el tiempo y la energía de cada uno? ¿Y quién dice qué es lo éticamente correcto en este aspecto? Aún así con estas incógnitas y este punto de vista, cuando veo una vieja o embarazada entrando al transporte público hay algo dentro de mi que sin pensarlo me hace pararme y ceder el asiento automáticamente aunque por dentro putee y sostenga esta visión.

    Me encantaría escuchar la opinión del autor del blog acerca de esto!

    Saludos!

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    1. Me parece genial este comentario.
      Me encantaria saber el autor del mismo.

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  2. la etica es impotante, pero la educacion, recibida en la casa desde la inffancia, permite
    resolver el teorema, estos temas tratados con altura,como es en este caso ,ayuda a la sociedad a convivir

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