Esto pasó hace un tiempo pero esperé a que pase un poco de agua bajo el puente.
Una noche, antes de acostarnos, mi conviviente se acerca y me dice una de esas frases cliché en la que el hombre ya sabe que se viene un reto, una puteada o un reclamo.
Era el primer planteo formal.
¿La convivencia estaba en crisis?
"Esto así no puede seguir"
"Estoy cansada de tu ropa tirada por todos lados del living"
Ahí la frené y le dije que la ropa no estaba ni tirada, ni por todos lados.
Trate de explicarle mi orden.
En el living yo tengo dos espacios:
- Mis dos sillas de la mesa del comedor.
- Mi "silla para ropa de bicicleta".
En la primera dejo la ropa que voy a usar al día siguiente o el abrigo de turno.
En la segunda dejo todo lo que implica vestuario de ciclista (casco, guantes, abrigo, y eso...).
A mi gusto esta todo perfectamente ordenado.
Para ella no.
Volviendo al reclamo ella seguía con un poco de esto:
"¡Antes mi mamá dejaba todo tirado y ahora vos!"
"Vos me dijiste que no hacía bien las compras y lo modifiqué"
(Nota de autor: léase no hace más las compras.)
"Yo apenas llego guardo todo en mi placard"
Me di vuelta porque sentí que la discusión no iba a llegar a ningún lado.
"No vale darse vuelta cuando el otro está hablando"
¡Se asoma a mi lado y se da cuenta de todo!
"¿Qué estas anotando en tu celular?"
"¡Estás tomando nota de lo que te digo para el blog de mierda!"
No lo aguantó y se rió. Cortito. Pero me di cuenta. El planteo se caía a pedazos. Tenía media batalla ganada.
Gracias a que pude anotar ahora tengo las frases textuales.
De todas formar ahora guardo toda la ropa en mi placard apenas me la saco.
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| La foto no es personal, ni los personajes se asemejan a la realidad. |

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